A
lo largo de la historia el transporte ha cobrado cada vez más importancia en
todos los países del mundo. Se ha transformado en una actividad de interés
económico y social, y es que su principal función, poner en contacto la
consumidores con proveedores y a turistas de diferente parte del planeta, ha
potenciado una especialización productiva y las relaciones humanas.
Se
puede decir que la necesidad de los transportes surge del hecho de que los
factores productivos se encuentran deslocalizados, lo que imposibilitaba la
compra venta entre países y restringía
las relaciones sociales entre individuos de diferentes nacionalidades.
En
los últimos años el transporte ha generado especial relevancia en las economías
generalizadas, como se demuestra con el aumento del tráfico marítimo y aéreo a
partir de los años 70 y 80.
En Andalucía este avance también se ha visto a
partir de la construcción de infraestructuras viarias y de telecomunicación,
que resultaron imprescindibles para la vertebración de la región andaluza. La finalidad de la construcción de estas
infraestructuras era la expansión económica regional a la Comunidad Europea y
acabar con el aislamiento de los focos de dinamismo de la región. Pero estas
infraestructuras acabaron influyendo en la producción regional y condicionando
la estructura productiva de la comunidad autónoma. En general, podemos atribuir
la importancia del transporte a la construcción de infraestructuras adecuadas y
modernas que, actualmente, no difieren de la media Española y Europea.
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